Olimpiada turística en Atenas

Segunda y última noche en Atenas. Ayer hicimos nuestra particular Olimpiada turística y en unos 20 km que hicimos… nos vimos todo lo principal de la ciudad. Pero hoy para no defraudar hemos buscado cosas que ver debajo de las piedras (aquí hay muchas) para terminar el día con otros casi 20 km en nuestras zapatillas.

Hemos comenzado explorando tres edificios preciosos: la Biblioteca Nacional, la Universidad de Atenas y la Academia Y, posteriormente, hemos seguido por un parque nacional donde hemos visto algún animalito (ellos lo llaman zoo pero… un tanto escaso) y un cambio de guardia que nos ha provocado más calor que si estuviéramos en una plancha vuelta y vuelta cual hamburguesa.

Los mozos en cuestión llevaban al sol y con un calor del infierno trajes con mangas largas, leotardos y unos zapatones para poder levantar las ‘cachas‘ con arte. Después de tomarnos nuestro refrigerio mañanero en honor del guardia, los tres polvorones (Arquímedes Dionisios, Folegandros Cretino Magno y yo misma, que en este viaje me he metido en el traje de Co-Creta Atenea) nos hemos encaminado a la plaza de Monastiraki.

Monastiraki es un barrio famosillo (ayer estuvimos en otro que también tiene mucho encanto que se llama Plaka y que, por supuesto, nos recordó a nuestro yoyas televisivo) en el que, además de ruinas, existe mucha vida con sus mercadillos de sandalias, camisetas, abridores fálicos y sobre todo… diademas de estilo griego. Es, sin duda, el gran souvenir de este viaje y un atuendo indispensable para toda buena instagramera. En Monastiraki hemos entrado en el mercado central para ver el ambiente y confirmar algo que en realidad ya veíamos. Y es que pasan un poco del tema COVID (si se ven mascarillas en la calle no falla… 90% de probabilidad de que sean españoles). Entre otras cosas, hemos visto cómo se lanzaban carne por el aire a grito pelao sin guantes y sin mascarilla, además de meter las motos hasta dentro (entre otros).

Para olvidar semejante hallazgo… hemos continuado con el turismo culinario amenizado en esta ocasión con GREreggaeton y pasado las horas de siesta en el Museo de la Acrópolis, que muestra algunas de sus esculturas (siempre con “permiso” de UK…) y unos vídeos sobre la restauración del monumento. Era interesante y se estaba fresquito, pero tampoco voy a engañaros: las luces bajas y el sueño que teníamos…hicieron de las suyas y dimos alguna que otra cabezada durante las proyecciones.

Para terminar nuestro día tranquilo (recuerdo… 20km) fuimos a ver atardecer a lo alto de una colina. Pero no fuimos los únicos a los que se nos ocurrió: medio Atenas turístico estaba ahí arriba y un cuarto de los locales también porque en esos pocos metros cuadrados había una capilla en la que se celebraba una boda. ¿Resultado? unos minutos y para abajo porque daba miedo la falta de control que había.

Para vistas bonitas de la Acrópolis (no del atardecer) recomendamos hacerlo, sin duda, desde Filopappou. Os dejo un vídeo:

Menos mal que uno de los polvorones ha levantado el final del día al pedirse de postre un “poached peaches“ o para él un /pochis piches/. No se el motivo…, pero el Camarero no se enteraba :)

Mañaña comenzamos la aventura por carretera. Os iremos contando, pero dadnos likes que me veo, como diosa de la sabiduría y también de la guerra, comprando diademas de laurel para que las luzcan Arquímedes y Folegandros y animen este cotarro. Y, sinceramente, creo me lo pondrían cuanto menos complicado… si no imposible.

Besos de una diosa con olor a bechamel :)