Mugre controlada... Contador a cero

Parada de rigor en Novosibirsk, capital de Siberia, para evitar estar en el tren metidos durante dos días seguidos. Hemos llegado como zombies a las 7 de la mañana buscando una cafetería que estuviera abierta para despertarnos del todo. Aquí hemos sumado otra hora más y ya van 5 con respecto a España. ¡Chupito de vodka por cada cabezada que seguimos dando a día de hoy!

No sé si ha sido efecto de la cafeína que ya llevábamos o de qué, pero la primera instantánea que hemos hecho ha sido con un cactus. No puedo dar más detalles porque ni sabemos lo que significa ni nada... pero a esas horas, supongo, la cabeza no da ‘pa’ más.

Más allá de eso, volvimos a seguir a rajatabla la línea roja del suelo para encontrarnos con más estatuas de Lenin, teatros, esculturas raras y... ¡otras dos catedrales!

Pero, sin duda, la que nos ha dado más juego ha sido la del hombre con el primer semáforo de la ciudad. No falla. Nos encanta hacernos fotos con hombrecillos regordetes.

Hemos comido khachapuri en un restaurante georgiano que aparecía recomendado en la guía, junto con el comentario de “los camareros saben inglés”. Porque estamos aún en Rusia que si no te diría que menudo “cuento chino”... ni idea que tenían.

La verdad es que la ciudad no tiene mucho que ver pero nos vamos con un buen sabor de boca. Y es que en la estación hemos puesto el

Contador de la mugre a cero. Sí, hemos roto la racha de día y medio sin ducha con un buen baño en la estación (las toallitas y champú en seco han impedido que nos pusieran en cuarentena jeje). Nos ha cambiado hasta el humor.

Poco más por hoy. Ahora estamos en el tren (este no es vintage) camino a krasnoyarsk, donde pasaremos sólo unas horitas para coger otro tren rumbo a Irkutsk. De momento no tenemos acompañante ruso en la habitación... ya os contaremos.