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G3. Viento en popa a toda vela

Foto del escritor:  Vlad Tapas Vlad Tapas

Actualizado: 16 sept 2020

Tercer día de ruta gastronom... digooo por Pontevedra.

Hoy hemos tenido un día largo de coche con una ruta por varios pueblos pintorescos.


Tras la ingesta de cafeína y calorías habitual en el desayuno, hemos visitado Combarro. Es un pueblo con un centro histórico pequeño y muy pintoresco. Callejuelas estrechas con hórreos, restaurantes y tiendecitas



Las calles son muy estrechas así que con el COVID han hecho un recorrido circular en un sentido, es muy pequeño pero hemos dado dos vueltas como los coches de Fórmula 1. Al pasar por delante de las tiendas te ofrecían probar distintos licores y cremas de orujo. Hemos resistido la tentación, que no eran ni las 11 de la mañana.



Después de que alguno encargara un segundo café, hemos salido camino del pueblo de Donón para admirar las vistas de su mirador.


Seguimos teniendo una laguna en nuestros conocimientos de arte moderno. No entendemos que significa la escultura de alambre que hay allí.



La tercera parada ha sido en el pueblo de Cangas. Primera incidencia, Google nos ha llevado a un descampado donde sólo había un chiringuito cerrado, hay más de un Cangas. Menos mal que estaba cerca.


Hemos visitado los elementos más significativos de su casco antiguo. Mención especial a un elemento acristalado rectangular que en sus tiempos de gloria incluso llegó a protagonizar una película (la de la imagen no, otra).

Aquí, en Cangas hemos recibido el pulpo nuestro de cada día, una vez más hemos cargado lastre en nuestras popas.




La cuarta parada es muy importante para nosotros. Ya explicamos el año pasado que varias veces hemos intentado ver ballenas pero con cero éxito a pesar de madrugones, mareos en el Mar del Norte, kilómetros y kilómetros recorridos con guías infames....

Hoy, hemos visitado: Bayona, que no es el cetáceo, pero fonéticamente suena parecido.

Y con este chiste malo he pasado el día torturando al resto y dando guerra.



El Parador/fortaleza, donde éramos felices tomando una cerveza con paz y silencio hasta que ha llegado un grupo de hombres y se han puesto a hablar gritando.



El día se alargaba pero todavía nos ha dado para ir a La Guardia, cerca de la desembocadura del Miño. Un pueblo pesquero al lado del monte de Santa Tecla con varios castros prehistóricos, una iglesia abandonada, un vía crucis y sobre todo, unas vistas alucinantes.



Hoy nos hemos dado cuenta de que, como es lógico, con el COVID la oleada habitual de asiáticos turistas no existe. Paz.

Y además he aprendido a subir fotos e galería, varias a la vez. Me ahorra tiempo.


Fin de tercera parte.

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