“Claro que sí, guapi”... a todo

Queridos polvofollowers :)

Hemos superado el ecuador de este viaje y con nota. Hemos montado en bus, taxi, metro y tranvía con éxito. Hemos elegido bien en restaurantes sin saber muchas veces exactamente qué ponía en la carta. Hemos sobrevivido ya a no sé cuántas noches en el tren y avanzado bastante con el cirílico. Pero hay cosas que no cambian: nos siguen hablando en ruso aun cuando les decimos que no les entendemos ni una miaja, así que nosotros hemos decidido responderles a todo: “claro que sí, guapi”.

Hoy ha sido un día muy chulo porque por fin hemos ido al lago Baikal. Llegar al minibus ha sido toda una aventura... otra más. Muchos de los lugareños que nos encontrábamos parecían venir de la metadonove -versión rusa jajaja- y otros nos miraban con caras de... ¡forasteros a la vista!

Debimos comprar el Ticket completo del

bus a Listvianka (sur de Siberia) sin saberlo. Por 150 rublos por persona teníamos incluido el trayecto de una hora con sauna gratis y un remember de la famosa atracción del saltamontes de las ferias. Y es que entre la velocidad que llevábamos y los badenes y baches de las carreteras... botábamos en el asiento varios centímetros.

Una vez allí todo parecía haber valido la pena. El lago es inmenso, el más grande del mundo dicen al contener el 20% del agua dulce de todo el planeta, y el paseo por la orilla para recordar. Encontramos hasta una casa con girasoles. Me encantaría saber cuantos días al año están mirando para arriba :)

Subimos durante unos kilómetros a un mirador con un telesilla que, según dice nuestra guía, es de una “mediocre pista de esquí” atropellando a Rosco de Vino al subirnos. No se nos puede dejar solos. Eso nos ha valido para reírnos durante toda la subida, como darán fe los vídeos de todos los chinos a los que saludamos durante los minutos que fuimos por el aire para dejarles un recuerdo en sus cámaras.

Una vez arriba, mirad qué pasada, que calma...

...hasta que llegaron, de nuevo, ellos.

Y para bajar de ahí cogimos un taxi que, al igual que nos pasó en su día en Sarajevo (Bosnia), el conductor quitó de arriba del vehículo el rótulo de “taxi”. Todo muy tranquilizador.

Ya abajo, entramos en un mercadillo para, entre otras cosas, ver la pinta del pescado local y ver si por fin encontraba una muñeca rusa (Matrioska) bonita. Y lo hice... qué bien por fin la tenía en mis manos. Y entonces llegó ella (la mujer del puesto) para quitarme toda la Ilusión cuando me dijo el precio. Puta Matrioska. Amor- odio. También comimos un helado de otra época.

Volvimos a Irkutsk y fue el momento de la cena. Entramos en un restaurante mongol para irnos preparando para lo que veremos la próxima semana cuando pasemos la frontera. Nos comimos unos huevos con bacon, que eso nunca falla (foto del resultado) y manjares locales. Y, de nuevo, festival de fluidos... escuchamos una vez más como hay mucha gente por aquí que sorbe la comida hasta quedarse sin aire dentro, como eructan y aspiran los mocos hasta los sesos o, en su defecto, como carraspean para expulsar todo en plena calle. Lo que viene siendo un “Para fuera lo malo”...

Los próximos dos días estaremos por otra zona del Baikal. En el relax más absoluto. Os dejamos más fotitos de esta maravilla.

Y, como siempre, escribidnos que nos hace mucha ilusión leeros y ya sabéis... si os ha gustado dadle al ‘like’. He visto que esto lo dicen l@s blogger@s profesionales y me hacía ilusión decirlo, pero haced lo que queráis.